Cuando se habla de la historia del universo, del Big Bang, de los agujeros negros, de las estrellas, de los planetas, etcétera, no solo se habla de temas relacionados con la cosmología y la astronomía. Se habla de la historia del todo.
La mera idea de que nuestro planeta, la civilización que conocemos, todas las ideas y la totalidad del conocimiento que hemos ido almacenando en nuestra historia, todo lo que conocemos, sea una pequeña mota de polvo suspendida en un rayo de luz solar ante la complejidad del universo, es suficiente para dejar a uno perplejo.
Solo consideremos. Nuestro planeta es solamente uno de ocho en orbitar nuestro sol. Nuestro sol es solamente una de entre doscientas billones de estrellas en nuestra galaxia espiral, la Vía Láctea. Y que incluso la Vía Láctea, tan garrafal a nuestros ojos, es solamente una pequeña gota del cosmos, una de cien billones de galaxias, en el universo.
El universo, todo lo que ha sido, lo que es y lo que será, es el mayor de los misterios de la existencia. En él coexisten todas las leyes de la naturaleza que rigen el todo, en él residimos nosotros y, probablemente, muchas otras civilizaciones inteligentes que quizás nunca conoceremos.
¿No deberíamos los habitantes del Planeta Tierra, en vez de exterminarnos entre nosotros, enfocar nuestra vista hacía el universo, buscando resolver la mayor interrogante que hay? ¿No deberían los gobiernos, en vez de oprimir a las sociedades en busca de riqueza personal, invertir el dinero que hay para la investigación científica, que, además de explorar el cosmos, busca mejorar nuestra calidad de vida?
Es cierto, la historia del universo jamás podrá ser completada (al menos por nosotros), su infinidad nos lo imposibilita. Sin embargo, esto no debería suponer un obstáculo para el hambre insaciable de conocimiento de la curiosidad humana.
Si algo caracteriza a nuestra especie, además de su afán de autodestrucción (el cual no todos compartimos), es que a cada interrogante le busca una respuesta. Y por cada respuesta, nos merece otra pregunta. Es un ciclo que solamente lleva a una cosa: saber.
Así que… ¿Por qué no fijar nuestros ojos en el cielo?
Fuentes:
http://www.youtube.com/watch?v=u595Y2xWPPI
http://conscienciacuantica.com/wp-content/uploads/2010/11/universo.jpg
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