Lo vale.

Por: Jair García.

Mucha de la historia nos narra al hombre en su constante y permanente  afán por tener un contacto con el mundo natural más allá del simple hecho de  comprar productos ecológicos.  Encontrar la similitud y el equilibrio entre dos sociedades desarrolladas, compartir los recursos que cimientan el desarrollo integral de las propias comunidades particulares e incluso unificar las tendencias con las cuales se identifican mencionados mundos, es de lo que hablamos aquí.

 

Esa impetuosa necesidad innata que manifestamos  todos nosotros en algún momento de nuestra vida constituye  parte esencial del correcto desarrollo personal.

Gran cantidad nos quejamos repetidamente de la globalización y de los desenfrenados avances en el mundo del siglo XXI, reclamamos nuestra parte natural que “tanta falta nos hace”, quisiéramos arreglar los problemas ambientales de los que tanto se debate en las noticias y las escuelas que, aunque a ciencia cierta desconocemos, continuamos con voz firme arrastrando y perpetuando nuestras maldiciones hacia el mundo que  a cada latido crece y avanza sin dejar espacio para un “¡espérame!” o un “¡alto ahí!”. 

Municipio de Othón P. Blanco.

Por todo lo dicho, es de bien recalcar que aquellas sensaciones de naturalidad y gozo que experimentamos  cuando respiramos el aroma añejado de una margarita o cuando bebemos el fruto embriagante del océano caben de buena fe  sentirlas  y disfrutarlas en cada oportunidad tal cual y se presenten. Armarnos de relatos y anécdotas inolvidables de las almas que el tiempo les ha adelantado ventajosamente  para defender la identidad tanto de la grande como de la pequeña historia de aquellos siglos que una vez sus años contamos atentos, aprender  de la humildad y genialidad de un pueblo conviviendo con los restos de una civilización extinta para bien o mal, reparar en el ave que cruza la vista,  purificar los rincones del espíritu con ese aire tan virgen y numerosas maravillas más que valen el esfuerzo de variar la rutina.

Solo así sentiremos afecto sincero por el mundo natural, encontraremos el balance entre hombre y tierra, conociéndola por su sencillez, dejando que nos hable y cuente ansiosa toda esas historias que nos tiene reservadas; y agraciadamente no es necesario viajar grandes distancias para experimentar estas bellas vivencias, basta con visitar el reinaugurado Parque Ecológico Uxbenka, situado en el naciente municipio de Bacalar en el estado de Quintana Roo, el cual nos extiende una imperdible invitación a conocer todos sus atractivos tanto naturales como culturales acompañados de buena comida y un apacible ambiente.

Imagen de: http://farm1.static.flickr.com/82/233512947_1ef7f33fe9.jpg